“Empiezas por una pasión por el deporte desde pequeño practicando aquellos que tienen en el pueblo como la natación, que me apasionó, y luego el bádminton”, dijo el ahora árbitro de balonmano en la máxima categoría nacional, Roberto Carlos Mendoza.
El baenense donó una camiseta al Museo “Alberto Rosales Muñoz” del instituto de Baena, algo que agradeció su director, Antonio García, destacando la faceta de nadador, jugador de bádminton y balonmanista del homenajeado y sus cinco años de estancia en el centro, entonces en Duque de Ahumada (1995-2000).
“Para mí es un honor estar aquí y haber estudiado aquí, donde tengo mucho recuerdos, sobre todo del antiguo edificio”, destacó Mendoza.
Debutó esta temporada 2020/2021 como pareja arbitral en División de Honor con Juan Pablo Visciarelli, aunque su primer encuentro hubo que esperar porque la liga de balonmano patrio tuvo bastante aplazamientos de partidos por la pandemia: “Ahora lo llevamos bastante mejor tras un inicio de temporada duro, con muchísimo descontrol y actualmente al tener continuidad estamos mejor, sin tanto parón”.
Aseguró que la División de Honor, la Liga Asobal tiene otro nivel “con gente mucho más fuerte en los contactos y como árbitro hay que limar las apreciaciones sobre el juego”.
Mirando atrás a una época en la que el balonmano baenense tenía otra posición a la de la última década y media, Roberto Mendoza (entonces hincha demasiado forofo), aseguró que “hay mucha tradición de balonmano aquí. Hubo equipos luchando por ascender en lo que hoy es la División de Plata y hay muchas ganas de balonmano en Baena, pero es complicado, poco a poco”.
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