Digamos que no llegué a conocerlo muy bien. Digamos que él me conocía mucho mejor.
El trato con él siempre fue muy cordial y afectivo, un “vaya usted con Dios” se convertía en un “hola que tal como estas”, con el que cada encuentro, era como el primer día que da pie a forjar una verdadera amistad, sincera y leal.
Sé que era un hombre culto, sencillo, familiar, amante de su Semana Santa, como toda su familia, defensor de su querida Baena que siempre llevaba en su corazón y a la que desde la distancia contemplaba y siempre que podía se acercaba.
Le recordaremos paseando por las calles de Baena, por la calle Amador de los Ríos, Plaza de la Constitución, subiendo a la Amedina o conversando con los amigos, con los que siempre mantuvo una estrecha relación, su trabajo en la ciudad de la Alhanbra no le impidió seguir vinculado a su tierra natal.
Le recordaremos en Semana Santa, en su cuadrilla de la Cola Blanca, en las procesiones, en los actos y cultos a los que solía asistir.
Siempre le recordaremos como hombre de Bien
Nos ha dejado Mariano Mata Arriero.
Amigo, descasa en Paz.
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