Foto de familia del exaltador con la alcaldesa y miembros de la organización
La Turba de Judíos de la Cola Negra celebró la décima Exaltación de la Cruz en la parroquia de Ntra. Sra. de Guadalupe, en homenaje al centenario de la Real Archicofradía del Rosario. Fernando Santos Urbaneja fue el encargado de la exaltación, titulada “176 palabras”. El acto comenzó con una ofrenda floral y una breve liturgia a cargo del párroco Jesús Joaquín Corredor.
El padrino de este acto y primer exaltador de la Cruz, Fernando Santos Urbaneja, presentado por Jesús Tallón Moreno, exaltador de 2024, no repitió fórmulas ni se dejó llevar por el barroquismo habitual de estos actos. Presentó una “exaltación de la exaltación”, un giro reflexivo y poético en torno a los valores que encarna la Cruz. Inspirado por el poema “Hazme una cruz sencilla” de León Felipe, Santos articuló un mensaje limpio, directo, sobrio y conmovedor.
“No aspiro a entretener, para eso hay otras cosas. Aspiro a que esto sirva, a que tenga eficacia, a que haya frutos. Si la gente sale igual, nos hemos entretenido; si es peor, lo hemos hecho muy mal”, afirmó el exaltador con convicción.
Comenzó con un gesto de cortesía con la Virgen. Dedicó unas bellas líneas tituladas “176 palabras” a la Virgen de Guadalupe y a la Virgen del Rosario, en un guiño al centenario de la Real Archicofradía. “Con 176 palabras —dijo— se puede construir un universo si se hace con fe”.
Con tono sereno, pausado y una entonación impecable, hiló un discurso donde lo esencial no fue tanto explicar la Cruz, sino vivirla desde lo profundo, despojada de ornamentos. Habló de sobriedad, desprendimiento y rectitud. De vida. Y de entrega. “La exaltación ha de servir para que alguien, aunque sea uno solo, mejore como persona”, sentenció, dejando claro que, para él, las palabras son herramientas con responsabilidad moral.
Javier Valbuena “ha sido una exposición magistral”
Para Javier Valbuena Atenciano, Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, “el acto ha sido un éxito rotundo. La organización por parte de la turba de judíos de la Cola Negra ha sido exquisita, y el hecho de que las Veracruces de distintas cofradías presidieran el acto ha sido un acierto que ha dado mayor solemnidad al evento”.
Sobre el exaltador, no escatimó elogios: “ha sido una exposición magistral. Más que una exaltación, ha sido una exaltación de la exaltación. Nos ha dejado a todos sin palabras, tocando el alma de los presentes. Su mensaje ha quedado en el corazón de cada asistente”.
Alfonso Rodríguez Polo “su exaltación ha sido, intensa, para releerla y meditarla”.
Alfonso Rodríguez Polo, Hermano mayor de la Real Archicofradía de Ntra Sra del Rosario y Stmo Cristo Resucitado, resaltó la consolidación del acto en sus diez años de vida y aplaudió el papel de los judíos como organizadores: “han vuelto a demostrar que saben hacer bien las cosas. Fernando ha sido una elección acertadísima. Su exaltación ha sido breve, intensa, para releerla y meditarla”.
También valoró el cambio de escenario: “hacerla en Guadalupe en este año tan especial por el centenario de la Virgen del Rosario ha sido muy oportuno. Ha reforzado el simbolismo de este acto, que es más que una cita: es una expresión de nuestra identidad”.
Isidoro Cubero, amigo y miembro de la comisión organizadora.
No se puede entender esta exaltación sin mencionar a Isidoro Cubero, miembro de la comisión organizadora, relató cómo surgió esta edición: “llamé a Fernando, que estaba en Carrión. A las pocas horas me respondió con un correo y ya tenía la estructura pensada. Con él, todo fluye desde la autenticidad”.
Para Cubero, Fernando es “bondad en estado puro”: “lo da todo desde el corazón, sin interés alguno. Tiene una cultura teológica inmensa, una memoria brillante, y una calidad humana que marca”.
Sobre la exaltación, Cubero afirmó que fue excepcional. “Su puesta en escena, su forma de decir, lo enriquecen mucho más que la lectura. La gente debe volver a verla. Ha sido una lección de vida y fe”.
En cuanto al futuro, Cubero dejó caer que ya se está trabajando en el próximo exaltador: “será alguien de renombre nacional. Queremos seguir trayendo voces que nos enriquezcan desde fuera, siempre bajo una perspectiva cristiana y con experiencia vital. Fernando ha dejado el listón muy alto”.
María Jesús Serrano, “desde el Ayuntamiento siempre apoyaremos la defensa, difusión y respeto a nuestras tradiciones y cultura”.
Al final del acto intervino, la alcaldesa de Baena, María Jesús Serrano, que destacó la importancia que tiene este evento para el municipio. “No hay mejor manera de celebrar este décimo año que contando con un magnífico orador como Fernando”, expresó, agradeciendo tanto su participación como su compromiso con las tradiciones locales y su labor en pro de la inclusión y el Camino Mozárabe de Santiago.
La regidora subrayó el profundo vínculo que Baena mantiene con la Santa Cruz, especialmente en fechas tan señaladas como el Día de Jesús Nazareno, en el que, aseguró, “casi todos acudimos a Él, tengamos fe o no”. En ese sentido, hizo un llamamiento a recordar a Jesús no solo en los momentos difíciles, sino también en el día a día.
Serrano también agradeció a los cuadrilleros de las ocho cuadrillas por su implicación en la organización de actos como este, más allá de la Semana Santa, destacando su valor como guardianes de la fe, las costumbres y la identidad baenense. “Desde el Ayuntamiento siempre apoyaremos la defensa, difusión y respeto a nuestras tradiciones y cultura. Son un legado digno de vida”, afirmó.
Para cerrar su intervención, la alcaldesa entregó un detalle institucional a Fernando Santos como muestra de agradecimiento. “Queremos que este día no lo olvides, Fernando. Has puesto palabras a lo que muchos sentimos y no sabemos expresar. Fernando ya es de casa, le hemos mandado aceite, vino, y todos los regalos posibles… pero hoy queríamos algo distinto: un símbolo cristiano, el crismón de Baena, con la alfa y la omega que representa a Cristo como principio y fin de todas las cosas”.
Una exaltación sencilla, un mensaje profundo
La Exaltación de la Cruz ha sido una declaración de principios, una reflexión sobre la fe, una reafirmación de lo que Baena es y quiere seguir siendo: un pueblo que honra sus raíces, sus símbolos y sus tradiciones, pero que también quiere proyectar esa riqueza hacia el futuro.
Como dijo Fernando Santos, la exaltación no debe quedarse en palabras bonitas, sino en acciones que cambien. Si esta cruz ha servido para eso, para que alguien viva con más luz, entonces sí ha sido verdaderamente exaltada.
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