Jesús Joaquín Corredor en l misa del Inicio del Año Cofrade
Durante la Eucaristía, con la que se ha iniciado oficialmente el Año Cofrade en Baena, el párroco de Nuestra Señora de Guadalupe y consiliario de la Agrupación de Cofradías, José Joaquín Corredor Caballero, ofreció una homilía cargada de simbolismo y advertencias. En sus palabras, hizo una llamada a no vaciar de contenido la Semana Santa y a mantener el equilibrio entre la forma exterior y el espíritu interior, “no podemos ofrecer solo fachada, hay que ofrecer experiencia de vida”.
La misa de inicio del Año Cofrade se celebró en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, sede de la agrupación de cofradías, y sirvió como acto de arranque de un nuevo ciclo litúrgico para las hermandades y cofradías de Baena, teniendo como telón de fondo la reciente declaración de la Semana Santa como Fiesta de Interés Turístico Internacional.
En su homilía, el sacerdote, José Joaquín Corredor Caballero, centró su mensaje en la figura del Espíritu Santo como motor de vida y guía para el camino cofrade, “pedimos al Espíritu, al Espíritu que siempre guiaba a Jesús, que nos guíe también a nosotros en este nuevo curso, es el Espíritu, repito, que decimos en el Credo: Señor y dador de vida”.
Corredor Caballero recordó que no basta con cuidar solo la parte visible de la Semana Santa, sino que debe mantenerse viva la dimensión espiritual que da sentido a todo, “es el aliento de vida, el oxígeno que necesitamos para el cuerpo y para el espíritu, porque el ser humano es cuerpo y espíritu”.
Advirtió sobre el peligro de caer en una representación vacía, en la que lo externo acabe ahogando lo esencial, “hay peligro de perder el espíritu y que nos quedemos solamente encasados en lo que se ve, en lo de fuera, en lo que a mí me gusta y a mí no me gusta, eso no, no le podemos ofrecer a quien venga algo falso”.
Advirtió sobre el riesgo de turistificar la Semana Santa, vaciándola de su contenido espiritual para convertirla en un espectáculo, “si a nosotros nos han dado por todo lo divino la Semana Santa, no podemos convertirnos en Carnaval, no podemos perder el espíritu, ni el espíritu ni el cuerpo”.
El consiliario mencionó ejemplos de otras localidades que han recibido reconocimientos turísticos por otras fiestas, como el Carnaval, pero insistió en que, en el caso de Baena, el reconocimiento “se ha dado por lo divino”:
“Hay pueblos que celebran su Carnaval y ganan el título de Fiesta de Interés Turístico Nacional. Pero si esos pueblos se lo ganan porque hay espíritu en lo que hacen, ¿qué diremos nosotros? Nosotros no podemos hacer lo contrario”.
El párroco de Nuestra señora de Guadalupe defendió que la Semana Santa debe ser una “experiencia de vida” y no solo una tradición que se ve o se escucha. La fe, dijo, se debe vivir de forma integral.
También apeló a todos los actores del mundo cofrade, desde los tamboristas hasta los hermanos de vela, pasando por costaleros y cuadrilleros, “hay que recordar a todos qué somos y qué tenemos que ser: al hermano de vela, al tambor, al que corta la cera, al consiliario, al cuadrillero, al hermano mayor…”.
El sacerdote asumió que los tiempos cambian y que hay que adaptarse, pero sin renunciar a la esencia espiritual que define a la Semana Santa, “hay que mejorar, sí, hay que cambiar lo que haya que mejorar. Pero no podemos dejar ni el cuerpo ni el espíritu. No podemos traicionar lo que somos por modas o presiones externas”.
El consiliario dejó claro que el reto del nuevo año cofrade será mantener la autenticidad, profundizar en la vivencia interior y cuidar lo visible como reflejo de lo invisible, en una Semana Santa que no solo desfila, sino que transmite una fe viva.
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