Salvador Cubero, Ostalinda Suárez, María Isabel Rodríguez y Vicente Cantero
El Molino Aceitero del Conjunto Vergara acogió una conversación íntima y reveladora entre la periodista María Isabel Rodríguez Palop y la flautista flamenca Ostalinda Suárez, en un acto que reflexionó sobre el papel de la mujer en el flamenco y puso en valor la fusión entre tradición y vanguardia.
El flamenco, como cultura viva y en constante transformación, se dio cita el pasado viernes 22 de agosto en Doña Mencía con un evento singular: “Diálogos entre flamencas”, la actividad previa a la 53ª edición de la Vendimia Flamenca. En un entorno con historia —el Molino Aceitero del Conjunto Vergara, — se reunieron dos voces femeninas del arte jondo: la periodista María Isabel Rodríguez Palop y la instrumentista Ostalinda Suárez, en un acto impulsado por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento y presentado por su concejal, Vicente Cantero.
Un diálogo entre raíces, talento y amor por el flamenco
Ambas protagonistas compartieron sus vivencias personales y profesionales en el mundo del flamenco, desde dos perspectivas distintas, pero profundamente complementarias: la de la difusión y la palabra —en el caso de Palop— y la de la creación musical —en el de Suárez—.
Ostalinda Suárez, flamenca y gitana, recientemente galardonada con el segundo premio dentro de la categoría Filón de Oro (mejor instrumentista), del Festival Internacional de Cante de las Minas, de La Unión, Murcia reivindicó el papel de la mujer instrumentista en un ámbito donde su presencia ha sido históricamente reducida: “Soy la primera mujer gitana licenciada en flauta travesera de Europa. Estoy completamente entregada al flamenco con mi instrumento, con el que intento aportar nuevos sonidos”.
Por su parte, María Isabel Rodríguez Palop, periodista y divulgadora con una profunda trayectoria, ofreció una mirada amplia y sensible sobre el flamenco: “Yo no canto, pero intento contar el flamenco con el mismo respeto y pasión. Creo que hay otras formas bonitas de transmitirlo, y esta conversación es una de ellas”. Palop también destacó la trayectoria familiar de ambas como un valor esencial en su vínculo con esta cultura: “Dormíamos bajo los escenarios, envueltas en los mantones de nuestras madres. Así se forjan las flamencas”.
Flamenco femenino, flamenco futuro
El diálogo giró en torno a varios ejes: la aportación histórica de la mujer al flamenco, la necesidad de visibilizar nuevas figuras femeninas en el cante, el toque y la interpretación instrumental, y el reconocimiento del trabajo periodístico en la difusión del arte jondo.
Ambas coincidieron en una idea central: “Nuestro objetivo común es el amor al flamenco, y hacerlo desde nuestro lugar, con autenticidad, sin dejar de investigar ni de crear”. Como broche final, Ostalinda avanzó un proyecto de gran formato que espera presentar en 2026, donde se combinarán flamenco clásico, música instrumental y nuevos lenguajes escénicos: “Y, si todo va bien, lo traeré a Doña Mencía”.
Una actividad que suma a la Vendimia
El concejal de Cultura, Vicente Cantero, subrayó que esta actividad forma parte del esfuerzo del Ayuntamiento por enriquecer la Vendimia Flamenca con propuestas culturales previas: “Queremos que no sea solo un espectáculo musical, sino también un espacio para la reflexión, el aprendizaje y el encuentro”. Cantero agradeció también el compromiso de ambas artistas y la calidez con la que acogieron al municipio.
La noche concluyó con la sensación de que, más allá del diálogo, se había compartido una verdad flamenca entre mujeres, arte y pueblo. Un flamenco que, como dijo Palop, “es un océano en el que no quiero dejar de nadar”
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