Celebrada la festividad de la Virgen de los Ángeles en Baena

Eucaristía oficiada por el sacerdote Eugenio Bujalance en el paraje de la Ermita de los Ángeles

Celebrada la festividad de la Virgen de los Ángeles en Baena

En el paraje natural de la Ermita de los Ángeles, Baena volvió a rendir tributo a la advocación de la Virgen de los Ángeles. Un día marcado por la fe, la memoria colectiva y la convivencia, que reunió a más de un centenar de vecinos y devotos en un entorno recuperado y embellecido gracias al empeño de un grupo de voluntarios comprometidos con la tradición y al ayuntamiento de Baena.

Detrás de esta celebración, ya consolidada con 18 años de trayectoria, se encuentra el grupo de los Amigos de las Ermitas, cuyo trabajo desinteresado está dando como resultado el tener una ermita en perfecto estado de conservación. Antonio Castro Bujalance y Luciano Rodríguez del Real, dos de sus impulsores, llevan años preparando la organización de los actos y promoviendo un ambiente de hermandad.

Luciano, que recuerda con nostalgia cómo de niño se colaba en la ermita por un agujero, ha sido pieza clave en la mejora estética y funcional del recinto. Entre otras cosas, ha elaborado una maqueta de la ermita, restaurado imágenes religiosas y fabricado adornos, como los ángeles que flanqueaban la imagen este año.

«Lo hacemos con fe, con cariño y con la ilusión de que este día no se pierda», confesó Antonio, quien también anunció que la asociación Amigos de las Ermitas está en trámites finales para su legalización, lo que permitirá una mayor proyección de su labor.

El acto central fue la celebración de la Eucaristía, presidida por el sacerdote Eugenio Bujalance Serrano, natural de Baena y discípulo del recordado Don Virgilio Relaño, figura entrañable para la comunidad y artífice de la revitalización de esta festividad.

En su homilía, el sacerdote Eugenio rindió homenaje a Don Virgilio, destacando su papel en la recuperación de la ermita y su entorno. “Nos enseñó a mirar al cielo con los pies en la tierra”, dijo, al tiempo que recordó el origen franciscano de la devoción a la Virgen de los Ángeles y el significado espiritual de esta fiesta, asociada al perdón y la indulgencia desde el siglo XIII.

Bujalance insistió en el valor de “vivir con el corazón en el cielo” y en dejar una huella de bien en los demás como verdadera herencia, al margen de lo material.

La liturgia fue amenizada por el grupo musical Renacer en María, un coro formado mayoritariamente por mujeres, que lleva cinco años dando voz a la espiritualidad mariana con un repertorio cuidado y lleno de sentimiento. “Lo que más nos enorgullece es que nuestras letras lleguen al corazón”, explicó su portavoz, Rafi Serrano.

Con más de 150 canciones en su repertorio, muchas de ellas adaptaciones con sello propio, el grupo preparó para esta ocasión especial varios temas dedicados a la Virgen. Ensayan dos veces por semana y su presencia ya es tradición en esta festividad.

El acto contó con la asistencia de la alcaldesa de Baena, María Jesús Serrano Jiménez, quien elogió el trabajo de los organizadores: “Es un ejemplo de cómo preservar nuestras tradiciones con fe, esfuerzo y comunidad”.

La alcaldesa destacó el respaldo del Ayuntamiento a estas iniciativas, colaborando con infraestructuras, iluminación y equipamiento. También informó a Cancionero de mejoras para el entorno, como el asfaltado de calles cercanas, refuerzo de la conectividad a través del programa “Conéctate” del Ministerio de Transformación Digital, y nuevas actuaciones en limpieza y ordenación del espacio.

Serrano subrayó que el paraje de la ermita es “un pulmón verde” que debe ser aprovechado como parque periurbano, ofreciendo un espacio de ocio y espiritualidad al alcance de todos los baenenses.

Tras la misa, como ya es tradición, los asistentes compartieron un ratito de convivencia en el paraje de los Ángeles, aportando cada uno lo que ha podido. El ambiente fue festivo, pero sobre todo familiar y cercano.

En palabras de Luciano, “antes aquí no venía nadie… ahora viene mucha gente de todas las edades”. Y es que este rincón, restaurado y revitalizado por el amor a la Virgen y al patrimonio local, se ha convertido en símbolo de la Baena que honra su pasado para proyectarlo con fuerza al futuro.

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