Juan Antonio Maldonado exaltará a la patrona de Baena en su undécima edición

El Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestra Madre y Patrona la Virgen de Guadalupe de Baena, José Miguel García, daba conocer con motivo de las fiestas de la Candelaria, la persona que se encargara de Exaltar, en su undécima edición a la patrona de Baena.
“Surge a raíz de una meditación larga, entre los miembros de la Junta de Gobierno se plantean posibles candidatos y tras un periodo de reflexión se vota, siempre teniendo en cuenta que sean amantes de la Virgen, amantes de nuestra patrona, personas que, por su vida, por su fe, ejemplo nos puedan aportar historias que demuestran la devoción que se le tiene”, ha dicho José Miguel
En esta ocasión ha sido elegido Juan Antonio Maldonado, “una persona que llego a Baena, no es de la localidad, pero que se siente baenense, que lo queremos como un baenense más y que sin duda encontró a su madre en la figura de la Virgen de Guadalupe”.
“Ha sido el mejor pregonero a la hora de comunicarle la decisión porque lo acepto nada más comunicárselo por teléfono, diciendo “pues aquí estoy yo”, no hubo que insistirle. Juan Antonio Maldonado es una persona que ha llevado la caridad en su día a día y en su trabajo, servicial, atento, maravilloso, un devoto y amante de la Virgen de Guadalupe, sin tener relación con la cofradía”

Juan Antonio Maldonado ¿le tenemos que dar a usted la enhorabuena?
No

¿Por qué?
Porque ¿le damos la enhorabuena a un hijo cuando habla de su madre?, no, quizás lo que le reprendamos es cuando habla mal de su madre, pero cuando habla y habla bien de su madre no hay que darle la enhorabuena, hay que imitarlo.

Sabemos que usted nos va a dar a conocer una visión totalmente distinta a la dada por otras personas que han tenido el honor de exaltar a la Virgen de Guadalupe, para usted. ¿qué supone ser esa persona que va a hablar de la Virgen?
Supone darle un gracias públicamente a mi vecina de muchos años, porque cuando pisé Baena, el primer sitio que visité fue la iglesia de Guadalupe y a nuestro querido y añorado D. Juan Huertas Palma, que me abrió sus brazos, porque yo viene buscando que había de pisos y cómo era el pueblo, que no lo sabía , porque venía destinado como médico titular desde Posadas y para mí fue esta la primera visita, esta placeta, que no estaba como hoy y esta puerta de la sacristía y ver a la Virgen de Guadalupe, entonces que a los 39 años que Ella quiera que hable de Ella, para mí ha sido un regalo.

¿Qué tiene esta imagen de especial?
Esta imagen tiene de especial, que si te fijas en los ojos, que los tiene cerrados, porque es una madre que guarda y te escucha, no te mira para decirte: qué malamente lo estás haciendo y que tal, no, cierra los ojos para no ver, como yo decía hoy, la desnudez de nuestra alma, quiere verte por dentro, como ven las madres, con ese amor infinito, entonces para mí tiene, de todo lo que tiene ese cuadro, que tiene mucho, es esos ojos cerrados, de la madre que te siente, que te ve, te ve sin mirarte y esa es la mejor manera de mirar a alguien. Cuando tú cierras los ojos y escuchas una pieza de música, la que te guste, cierras los ojos y la vives mejor. Para mí la Virgen en ese cuadro, destacan sus ojos cerrados.

¿Cuándo le dijeron que iba a exaltar a la Patrona de Baena y qué pensó en ese momento?
Te voy a ser sincero, fue el día 3 de enero, día de Jesús, día de mi esposa, que se llama Dulcenombre de Jesús, fíjate tú por dónde.
Cuando me llamó el Hermano Mayor, José Miguel y me lo dijo, y yo como él ha dicho también, sin pensarlo dije que sí y cuando terminamos de hablar dije: Madre mía, qué ignorante soy, doy fe del refrán que dice: La ignorancia es muy atrevida, y eso me pasó a mí. Pero se me quitó de momento, porque dije: vamos a ver, ¿y hablar de mi Madre va a ser un problema? Pues yo creo que no. Y entonces lo que yo sentí fue responsabilidad, por un lado, porque es responsabilidad, pero una alegría infinita, un premio sin merecerlo, porque soy uno más de los que se sientan en los bancos de esta capilla y podrían haber sido elegidos igual que yo.

¿Ya ha empezado a escribir la exaltación?
Claro, desde el día 3 de enero

¿Y cómo va?
Muy bien, va muy bien, lo que pasa es que como cualquier cosa que tú quieres hacer bien, lo que has escrito lo pasas por la almohada y mañana te levantas y quieres cambiarlo y casi que no avanzo.
¿Lo que ha escrito que le parece, en qué se ha fijado?
Me he fijado un poquitín en la historia, de dónde nace la historia de la Virgen de Guadalupe, no la nuestra, sino la que apareció en Guadalupe, que era del siglo primero, del taller de San Lucas, en Palestina, y cómo llegó a nosotros, y quién pintó y qué pintó, porque hay muchas cosas que hablan en el cuadro, entonces después de mirarlo muchos años, a mí me ha sugerido muchas cosas, pues son los que yo quiero dar a conocer.

¿Una de ellas?
Una de ellas, como te decía, los ojos. Los ojos son fundamentales, tú cuando estás hablando conmigo o cuando tú hablas con una persona, y yo como profesional de la medicina, los ojos nos hablan mucho, si tú eres capaz de mantener la mirada fija en una persona, significa que la estás atendiendo, que la quieres, que quieres empatizar con ella para poder ayudarle. Y sin embargo, si tú miras al suelo, o miras al lado, o vas desviando tu mirada, significa que estas deseando que Vicente termine la entrevista para irte. Pero si yo te miro así, no me importa que me preguntes. Pues los ojos de la Virgen, los ojos de la Virgen cerrados son como un almacén enorme que ha recogido dentro la vivencia de muchísimas generaciones y están ahí, porque según dicen, en un cuadro hay pintado en los ojos de la Virgen, todas las caras de quién estaba alrededor, pues Ella los guarda dentro.

Por lo que ha escrito hasta ahora, con la visión que tiene de Baena, de la parroquia, de la Patrona de Baena, ¿va a ser una exaltación documentada, va a ser una exaltación crítica?
Creo que no. A mí lo que me infunde, como decía hoy, es una sensación de amor. Una madre te puede regañar, te puede aconsejar, te puede…, pero lo que más va a quedar en ti, o a mí me ha quedado de mi madre, que Dios la tenga en el Cielo, es la ternura, el amor. Y el amor muchas veces no entiende de erudición, ni de categorías, ni de supuestos, ni de medallas, ni de honores, entiende de amor, de lo que tú siente íntimo, que no puede sentir nadie por ti, entonces creo que en eso de va a basar, sin renunciar a documentarme algo para no decir muchas barbaridades.

¿Y hoy que le ha dicho a la gente? porque algo de lo que está diciendo, creo que nos lo ha dicho a las personas que nos hemos dado cita en la Parroquia de Guadalupe
Yo le he dicho a la gente, que lo que nos enseña la Virgen María, la Virgen de Guadalupe, sobre todo es amor y fe, pero fe verdadera, no la fe de cajero automático que yo decía, que yo tengo un problemilla, meto allí una oración, Dios te salve, y ¿cómo era aquello de Dios te salve?, ¿cómo era?  Yo no me acuerdo, porque no la he rezado todos los días, pero ahora tengo que rezarle porque me tiene que dar, ¡que me tiene que dar!, que no es que me dé, porque…, es ¡que me tiene que dar!, obligada. Pues eso es lo que yo quería transmitir, que nuestra fe no puede ser que rezo y me da, le meto cinco oraciones, tres céntimos y diez euros para Cáritas y me tienes que dar que me salga bien lo que sea. No, no, es como la madre, tú a una madre que para que ella te quiera, tú tengas que darle, pues yo que sé, va ser eso un poquitillo, ¿no? Que tengas que darle algo material, no, no, tienes que darle amor y eso es lo que ella pide, amor. Eso es lo que yo he querido trasmitir hoy.

Le vamos a preguntar quién es usted. Defínase usted
Yo soy una persona tremendamente enamorada de la humanidad, dispuesta desde pequeño a velar por la salud de quién esté a mi lado, pero para eso, lo que me ha servido siempre y me sigue sirviendo es mi fe. Cuando alguien me dice: ¡Ay gracias que me encuentro muy bien con lo que usted, me ha hecho!, yo siempre mi reflexión es: “Señor eso es tuyo, yo soy un instrumento”, ¿por qué? Porque tenemos que saber, no por pedantería, que no somos tan importantes, que detrás de nosotros vendrá quien haga muchas cosas y mejor, que seguirá el mundo andando, pero lo que no podrá nadie ofrecer en ese momento es tu corazón, tu ladrillo, tu capacidad de no dejar un hueco que quede en una pared y diga ahí falta algo, no, no, ahí ha quedado el ladrillo que es uno más, de esa persona que intentó ayudar a los demás. Eso es lo que yo soy y precisamente que me dediqué a la medicina porque me gusta la humanidad y sufro por el que sufre. Y eso me ha servido siempre y cuando he podido ayudar me he encontrado contento y cuando no, me he sentido mal, porque ha habido gente a la que no he podido ayudarle, o que no he sabido, pero, cuando he podido, la satisfacción ha sido lo que yo pensé desde siempre, ayudar.

¿Algo más?
Nada más, dar las gracias porque todo esto, como decía, es algo inmerecido, pero bueno, pero que tampoco me quiero hacer tan humilde para que parezca que me ensalzo, lo he agradecido, estoy contento y posiblemente que ha sido la Virgen y su Hijo los que han puesto en estos amigos la idea de que yo lo hiciera, pues se lo agradezco.

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